Caroline Spencer es uno de esos personajes entrañables, ingenuos, un poco tontos de tan buenos, sin los cuales muchas novelas, especialmente del siglo XIX, no serían posibles. Pues ¿cómo desarrollar según qué argumentos sin la inmensa bondad, algo difícil de encontrar fuera de la literatura, de esos personajes que sufren calladamente, que están dispuestos a cualquier acto de abnegación y que soportan sin una queja todo tipo de villanías
A esa especie pertenece la protagonista de “Cuatro encuentros”, una brevísima novela de Henry James en la que se narran las cuatro ocasiones en que el narrador se encuentra con la señorita Spencer, una anodina maestra de Nueva Inglaterra cuyo principal anhelo es poder visitar Europa y empaparse del arte, la historia y el ambiente del viejo continente.