En la década de los setenta, y al amparo de los saldos devastadores de la Gran Revolución Cultural Proletaria impulsada por Mao en 1966, los guerrilleros del Jemer Rojo lucharon por la restitución del príncipe Norodom Sihanuk de Camboya, alcanzaron el triunfo y perpetraron uno de los crímenes más odiosos de la historia de la humanidad.