Irrumpe. Es propio irrumpir
el desatar.
Lo que desata, des-ata.
Acontece.
De un manotazo alumbra
al mundo con su sombra.
Levanta el agua y el polvo
hasta volverlos lodo.
Corre bajo la tierra
fracturándola.
En un murmullo que no cesa,
que se anega,
revienta la madera
y sus construcciones,
desalinea los planetas,
azota las mareas,
corroe las piedras
y su firmeza.
Pero no sabemos qué.
No podremos nombrarlo
sino por la periferia de sus inscripciones.
Juan Carlos Canales