El problema que encuentro en la teoría de Frankl sobre el sentido de la vida es que enajena la vida (las circunstancias) de su propio fluir. En su esencia la vida no esconde nada. De aquí que no podamos disponer de la vida a nuestro antojo.
Además, no hay fundamento alguno para afirmar que la vida guarda un sentido específico para cada uno, mismo que hay que descubrir. Nos gustaría que así fuera pero es una tremenda ingenuidad. Asimismo, lo que piensa Frankl sobre el sentido del dolor y del sufrimiento, inevitables “circunstancias” de la realidad humana, no tiene sentido. El sufrimiento aliena al hombre de su humanidad por consiguiente nunca se puede obtener del sufrimiento un valor. El sufrimiento inevitable se soporta, pero su soportabilidad puede considerarse un acto inhumano. El dolor no es sagrado. No se puede ser indiferente al dolor. Luchar contra el dolor es muy humano. Precisamente, en la posible evitación del dolor y del sufrimiento se manifiesta el amor a la vida.
