Más que un estímulo para el sentido, el lenguaje es un símbolo de la inteligencia. Por ende, el discurso que atrae la atención es la belleza de los objetos y las ideas que el lenguaje expresa (la materia del lenguaje es la palabra y el material sensible de la palabra es el sonido). Así, “la lengua elegirá aquellas formas de expresión que tengan una gracia natural como meros sonidos y sensaciones; la memoria retendrá estas frases y así pasarán por la mente una y otra vez, hasta convertirse en tipos de habla instintiva y modelos de expresión placentera”, como revela George Santayana.