A lo largo de esta novela nos afectará la dulce Caramelo con su vida. Tras una infancia de orfandad e internados, el personaje que adopta ese nombre llegará a ser una prostituta deslumbrante en una ciudad de origen minero. Las calles y los edificios son descritos con una ambivalencia comprensible: la de quien registra esa realidad con devoto desencanto.
Al final veremos que el azar recorre también las calles, cuyo destino puede ser la muerte o la desgracia, el desamor o los reencuentros, la decepción o un esperanzado escepticismo.